“Las mejores cosas en la vida son gratis”
¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? ¿Cuántas veces hemos pensado que es verdad y cuantas hemos pensado que es solo una fantasía?
La realidad es que no solo las mejores cosas son gratis, también las más importantes. El problema está en que al no haber tenido que pagar nada para obtenerlas, no les damos el valor que merecen. Las damos por sentado. A veces, ni siquiera notamos que están ahí. Como sociedad, le damos poco valor a las cosas por las que no pagamos.
Piensa en esto: ¿qué precio le pondrías a tu tiempo?, ¿a la salud?, ¿a tu cuerpo?, ¿a tu mente?, ¿al aire que te mantiene vivo?, ¿a tu familia?, ¿a tus amigos?, ¿a la naturaleza?.
¿Te parece poco? Son cosas verdaderamente dignas de agradecer. Seguramente habrá quién se atreva a ponerle un precio, pero lo cierto es que todo eso es invaluable, y más importante que cualquier cosa material.
Valoramos las casas, los coches, las joyas, el oro… y le damos poco o ningún valor a lo que nos es dado gratis.
Quiero aclarar que las cosas materiales suman mucho a nuestra vida y por supuesto que son importantes, contar con un techo, poder expresarnos a travez de herramientas como pianos, computadoras, celulares, automóviles, lo que necesites. Sin embargo son cosas, que a diferencia de lo que nos es dado por derecho de nacimiento, son fácilmente sustituidas.
Una casa puede ser destruida y reconstruida, una persona puede rehacer una fortuna, un coche puede ser reemplazado. Pero lo que nos es dado gratis, esas cosas de alto valor e importancia vital, no pueden reemplazarse, una vez que se pierden, no regresan.
Las mejores cosas en la vida son gratis, es verdad.
0 comentarios