¿Qué es el éxito.?

Si hiciéramos esa pregunta a cientos de personas, obtendríamos cientos de definiciones distintas. Si le preguntamos a una persona de negocios, tal vez nos diría que el éxito se mide en la cantidad de dinero que posees. Alguien en ventas podría darnos un numero de productos o servicios colocados.  Un deportista tal vez nos diría que el éxito está en ganar cierta competencia, trofeo o medalla. Una madre, podría decir que el éxito está en criar a sus hijos con amor. Para otra persona es ser voluntario y ayudar a la mayor cantidad de gente posible. Incluso he escuchado quien dice que el éxito es tener la libertad de ver la televisión todo el día. Cientos de definiciones, Cada persona, cada profesión, puede dar una respuesta diferente. 

Incluso, estas definiciones tan distintas una de la otra, pueden ser importantes para unos y carecer relevancia para otros. Un medico puede pensar que ha alcanzado el éxito cuando gane el Nobel de Medicina, y para algún arquitecto parecerle irrelevante. 

Y es que el éxito no es un destino, es un camino. Es tener un objetivo y dirigirte hacia él. Una de las definiciones de éxito que más me gusta, es la que utiliza Earl Nightingale:

“Success is the progressive realization of a worthy ideal”

El éxito es la realización progresiva de un ideal digno. 

Qué genialidad, qué forma tan impecable de definir un tema tan complejo. Si estamos trabajando hacia una meta determinada entonces somos exitosos. El éxito no es medido en dinero obtenido, esto nos da solo una visión muy corta de lo que realmente hace a una persona exitosa. Tampoco es vivir en la pobreza o privarte de las cosas buenas que el mundo nos puede ofrecer. 

El éxito no está al llegar a la cima, está en el camino. El éxito es tener un ideal y avanzar hacia él, es ser quien quieres ser. 

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“Las mejores cosas en la vida son gratis”

¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? ¿Cuántas veces hemos pensado que es verdad y cuantas hemos pensado que es solo una fantasía? 

La realidad es que no solo las mejores cosas son gratis, también las más importantes. El problema está en que al no haber tenido que pagar nada para obtenerlas, no les damos el valor que merecen. Las damos por sentado. A veces, ni siquiera notamos que están ahí. Como sociedad, le damos poco valor a las cosas por las que no pagamos.

Piensa en esto: ¿qué precio le pondrías a tu tiempo?, ¿a la salud?, ¿a tu cuerpo?, ¿a tu mente?, ¿al aire que te mantiene vivo?, ¿a tu familia?, ¿a tus amigos?, ¿a la naturaleza?.

¿Te parece poco? Son cosas verdaderamente dignas de agradecer. Seguramente habrá quién se atreva a ponerle un precio, pero lo cierto es que todo eso es invaluable, y más importante que cualquier cosa material. 

Valoramos las casas, los coches, las joyas, el oro… y le damos poco o ningún valor a lo que nos es dado gratis. 

Quiero aclarar que las cosas materiales suman mucho a nuestra vida y por supuesto que son importantes, contar con un techo, poder expresarnos a travez de herramientas como pianos, computadoras, celulares, automóviles, lo que necesites. Sin embargo son cosas, que a diferencia de lo que nos es dado por derecho de nacimiento, son fácilmente sustituidas.

Una casa puede ser destruida y reconstruida, una persona puede rehacer una fortuna, un coche puede ser reemplazado. Pero lo que nos es dado gratis, esas cosas de alto valor e importancia vital, no pueden reemplazarse, una vez que se pierden, no regresan. 

Las mejores cosas en la vida son gratis, es verdad.

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